TIEMPO AL TIEMPO

Aunque constante, el tiempo muchas veces nos parece caprichoso, a veces se nos va entre las manos, y otras se vuelve eterno; en ocasiones de buena forma y también de una que puede parecer una historia contada por alguien más que tan solo da vueltas en circulo, casi de manera tortuosa sin terminar. Y aunque llegamos a creer que con el tiempo las cosas se hacen más sencillas, realmente es que al volvernos un poco más viejos podemos ver desde otra perspectiva ese mismo tiempo y abordarlo de otra manera, ignorarlo de otras formas, o hacer algo diferente con él.
Queremos todo de inmediato, pero en vez de mejorar la forma en la que hacemos las cosas, dejamos que como una fiera hambrienta nos devoren nuestras inseguridades, miedos y claro la ansiedad, logrando que entremos en un circulo vicioso en el que nuestras acciones en vez de acercarnos a ese resultado que deseamos, terminan por convertirnos en nuestro propio obstáculo, y convertimos al tiempo en un verdugo, pero no es más que un chivo expiatorio, porque es más fácil repartir culpas que asumir responsabilidades.
Ahora, en este momento de mi vida, creo que el tiempo no esta a favor ni en contra, no es aliado ni enemigo, simplemente es, sin pausa, sin prisa, a su ritmo, constante… y que su función es precisamente esa, ser un constante recordatorio frente a nuestras narices de que todo es un ciclo, de que el día se construye segundo a segundo, así como nuestro camino se construye paso a paso, y que aunque parezca pequeño, siempre nos debería llevar hacia adelante; que en la evolución de ese ciclo, todo vuelve, y lo más importante, siempre tendremos oportunidad de volver a empezar.
Es un recordatorio de que la vida no es una carrera de velocidad, ni tampoco de largo aliento, sino de conciencia, donde lo importante es encontrar nuestro ritmo, vibrar con el y ser constantes en ello. Entendiendo por supuesto, que siempre, todos los ciclos se completan y luego vuelven a empezar, y ese es el constante devenir de la vida, de las cosas… basta con darle al tiempo ese rol en nuestras vidas de ser el recordatorio que nos permita tener un polo a tierra, un recordatorio que nos permita tener siempre presente y claro que por más oscura que parezca la noche, no podemos olvidar que jamás ha dejado de amanecer.
Zalman Ben-Chaim