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DECISIONES

Por: Schneur Zalman Ben-Chaim

Somos ambiciosos por naturaleza, es una de las manifestaciones más claras que tiene nuestro ser, y no es otra cosa que el reflejo de que somos un alma contenida en un cuerpo, un alma hecha de infinito, de la misma forma que nuestro cuerpo esta hecho de polvo de estrellas. Por supuesto, una de las maneras que tenemos para pretender manifestar esa grandeza y llevarla hacia lo tangible en nuestro entorno, es traducirlo desde nuestras ambiciones, de forma que en uno u otro momento de la vida siempre queremos más: más dinero, más descanso, más amigos, más relaciones, más comida, más ropa, más silencio, más tranquilidad, más amor propio, más paz… más de todo.

Sin embargo, la ambición que quiere reflejar nuestra alma, como un deseo innato de expansión a través del cual manifiesta nuestra grandeza, fácilmente se puede tergiversar y confundir gracias a nuestros miedos, ego y orgullo, haciendo que creamos que retener, apegarnos o simplemente aferrarnos a situaciones, personas o cosas hace parte de esa naturaleza; y sentimos que esta bien quedarnos anclados, sentimos que esta bien acumular, mantenernos apegados sin soltar, o querer más y más pensando solo en nosotros y no en el impacto que generamos o al menos un poquito en los demás.

Todo se puede, pero no todo conviene me enseñaron hace ya muchos años -muchas vidas tal vez-, y definitivamente una de las cosas que no conviene es no tener claro que cada elección, significa una renuncia, y de la misma forma, cada decisión que tomamos, así como nos abre caminos frente a nosotros, también implica que para que podamos aprovecharlos y disfrutarlos al máximo, implica cerrar otros, dejarlos atrás.

Cuando eliges tomar café en vez de agua, estas creando en ese instante una reacción en cadena para las siguientes horas, ya que esto provocará unas reacciones químicas y físicas que influirán en tu manera de pensar, sentir y actuar en el transcurso del día, y este puede ser el día que transforme tu vida. Exactamente igual sucede con todo lo que decides, hacer o no hacer, dejar o no dejar, decir o callar, retener o soltar, no hay acción insignificante en tu vida, y no existe tal cosa como no decidir o mantener neutralidad, porque eso en sí mismo ya es una decisión.

Querer hacerse el loco, y evitar la responsabilidad que implican las decisiones, y por supuesto, actuar en consecuencia a ellas, es en términos muy claros, vivir en medio de una mentira, siendo hipócritas con nosotros mismos y engañando tal vez al mundo, pero jamás a nosotros mismos, y con esto no se construye, por el contrario, estamos dañando lo que nos rodea y peor aún lo que somos nosotros mismos, como si fuésemos un gran árbol que en vez de crecer trata de envenenar su raíz. ¿Acaso has visto eso?… si nuestro maestro constante que es la naturaleza no lo hace, ¿por qué nosotros sí?

Lo mejor de todo, es que la vida es una maestra muy particular y diría yo que entre sus características está el hecho de que es perfecta, porque cuando nos presenta opciones, situaciones para que decidamos, es porque quiere que nos demos a la tarea de pensar que podría ser lo mejor para nosotros, y con esa elección que tomemos, también podamos aprender una lección, y mejor aún entender que nuestra fuerza puede crecer cada vez más, que nuestra grandeza se manifiesta no al acumular, sino al lograr avanzar expandiendo nuestras posibilidades cada vez más, ya que al final, eso es lo que cada lección nos permite lograr.

Todo cambio es para bien, y la vida se vive hacia adelante, avanzando un paso a la vez, una vida a la vez, y entendiendo que si quiero construir mi presente y proyectar mi futuro, y esa es mi elección, dicha elección implica renunciar a lo que no me permite avanzar, frena mi desarrollo o se interpone en mi camino. No siempre es fácil, pero la vida no necesita jamás ser fácil, basta con que sea posible, y sepamos que también somos capaces de lo que parece imposible, siempre y cuando seamos consecuentes y nos atrevamos a decidir soltar.

Por mi parte, yo decido SER. Ser feliz, ser amor, ser aprendiz, construir y crecer. Y agradezco todo lo vivido, pero lo dejo seguir su camino y me quedo con la lección, nadie me quita lo vivido, pero eso bajo ninguna circunstancia quiere decir que me vaya a quedar viviendo en el pasado añorándolo o manteniéndolo vivo por los laditos, cuando hay un presente tan apasionante y un futuro, que estoy seguro, será mucho más que prometedor. La vida es una, y se vive hacia adelante, expandiendo el alma, y no hacia atrás, apegados al pasado o anclados a lo que nunca fue o ya no debe ser.

¿Cuál es tu decisión?

Zalman Ben-Chaim

@zalman5k

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