LO MALO DE LO FÁCIL, LO DIFIDIL DE LO CORRECTO

Las decisiones que tomamos, determinan el resultado a mediano y largo plazo de lo que será nuestra vida, eso es inevitable, es algo así como ir construyendo lentamente una carretera que te permitirá llegar a cierto destino. ¿Cuál será? Eso depende precisamente de nosotros mismos. De allí que nuestros padres, o en mi caso, mi abuela, hiciera tanto énfasis en saber elegir, actuar siempre de manera correcta para con nuestro entorno y sobre todo para con nosotros mismos, donde el reto es lograr la claridad para distinguir entre lo fácil y lo correcto, y tener el coraje para elegir lo segundo aún por encima de nuestro ego y asumiendo las consecuencias.
No es un reto menor tratar de hacer esa diferenciación, de hecho muchas personas siempre quieren volver a lo fácil, porque es lo que conocen, porque les hace sentir una falsa seguridad, y porque de un lado, se quieren tan poquito, que en el fondo consideran que no merecen más o lograran algo mejor, de forma que se conforman con las migajas que cualquiera les de; y por otro lado tienen un ego tal, que les hace creer que lo que importa únicamente es sentirse “bien” con su elección, olvidando el daño a largo plazo que están generando en muchos otros a su alrededor, y tratan de repetirse a si mismos una y otra vez una mentira esperando que se convierta en verdad, simplemente porque resultan temerosos de la realidad e incapaces de afrontarla.
Lo malo de lo fácil, además, es que está fundamentado en una visión miope, de corto plazo, que no deja ver más allá de la sombra del miedo y del ego, haciendo creer a quien prefiere lo fácil, que eso es todo lo que existe, pero poco a poco, cuando avanzan y se amplia el panorama, terminan por encontrar con todo el daño que han causado y peor aún, con todo lo que por esa falta de amor propio y visión han causado.
Por otro lado, para hacer lo correcto, no se necesita esperar, siempre es un buen momento para hacerlo, el asunto es que una vez se entiende cual es para cada uno esa definición de correcto y el camino que se debe recorrer, se requiere una gran dosis de valor para encarar esas decisiones, recorrer ese camino y sobre todo, afrontar dichas decisiones actuando en consecuencia. Muchas veces, hacer lo correcto implica renunciar a la comodidad de lo cotidiano, a la simpleza que nos garantiza lo fácil y nos obliga a sacudirnos, a dar un giro (a veces brusco) en muchos aspectos de nuestra vida, e incluso a quemar algunos puentes para poder construir un mejor camino.
Porque debemos procurar que ese camino sea recto, y no que como consecuencia de elegir lo fácil estemos generando desviaciones que nos hagan perder el rumbo, al final, todo se devuelve, y el karma, lejos de ser un castigo, es un espejo.
Y todo eso que se dice fácil, es tremendamente retador, y puede llegar a ser además de incomodo, jodidamente doloroso. Sin embargo, permite que cuando miremos en retrospectiva nuestra decisión, podamos sentir tranquilidad al saber que hicimos lo correcto, por más doloroso o complejo que pudiese resultar… además, nadie nos dijo que la vida sería fácil, y no necesitamos que las cosas sean fáciles, yo creo que con que sean posibles, basta.
Zalman Ben-Chaim
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