ÚLTIMA HORA


El tiempo es una constante un tanto mañosa, que puede ser tan sabia como astuta, al punto que logra hacernos creer que no tiene tanta importancia queriendo pasar desapercibida para que no le tomemos en cuenta, siendo lo que realmente cuenta, porque nos da un marco exacto para crear lo que está en nuestra mente cuando lo sabemos aprovechar, o puede llenarnos de angustia y frustración cuando simplemente lo vemos pasar.
Claro, nadie va a admitir de buenas a primeras que no da buen uso a su tiempo, de hecho muchos dirán que lo tienen todo bajo control (sí, como no…), pero otra de las características del tiempo, es que puede transformarlo todo paulatinamente, o de golpe, porque es una constante con la que debemos vivir, pero bajo la cual no tenemos control alguno sobre su flujo, solo con lo que hacemos con él… es decir, elegimos que hacer con el tiempo que tenemos, pero no cuanto tiempo tendremos.
Pensemos en un ejemplo: Si a partir de este momento, fuese tu última hora, ¿qué harías con ella?…
Tal vez seguirías haciendo lo que estás haciendo, pensando que eso no es contigo, y que mejor mañana podrías hacer otras cosas, porque al final, es lo que muchos hacen con su tiempo, dejan para mañana la vida que deberían estar disfrutando y viviendo hoy, ya mismo. Tal vez te amargarías creyendo que lamentarte por lo que no fue ni será soluciona algo, sin pensar en como estas perdiendo minuto a minuto esa última hora, e inclusive podrías hacer partícipe de esa lamentación a tu entorno, porque para muchos resulta necesario que su dolor tenga eco en los demás transformándolo dicha expresión en un simple llamado de atención.
O tal vez, decidirías disfrutar de cada segundo, para convertir esa hora en 3600 momentos memorables con los cuales podrías dejar huella en todo lo que haces, y caricias en todos aquellos que te rodean. Y no se trata de pensar en salir a hacer algo extremo, único o que siempre deseaste como saltar de paracaídas, o tratar de aprender 8 idiomas, sino de aprovechar esta hora, de hacer nuestro el ahora, y ver que aún con la acción más simple, podemos hacer algo realmente maravilloso.
Y puede que luego de completada esta hora, tengamos una más, y será como un gran premio, un bonus extra, y así con la siguiente y las demás… si pudiésemos vivir cada día, cada instante como nuestra última hora, tal vez valoraríamos mejor, agradeceríamos más, soltaríamos lo peor, y nos enfocaríamos en lo que nos debemos enfocar, sin distracciones que nublen nuestra visión o distorsionen nuestra realidad.
Llegará el momento, en que sea la última hora en realidad, pero si nos enfocamos en vivir nuestra vida a consciencia, sin dilatarla con la prepotencia propia de quien cree que su tiempo es ilimitado, podremos centrarnos en vivirla a plenitud, para que nuestra huella, si sea infinita.