FLUIR


Tal vez a todos nos han dicho, hemos escuchado de alguien cercano, o simplemente hemos sentido la necesidad de dejar fluir las cosas, de permitir que suceda lo que deba suceder, y algo que suena tan sencillo, realmente resulta muy retador porque de entrada no sabemos exactamente como dejar que fluyan las cosas y cual es nuestro papel en ello.
Fluir no significa dejar que las cosas pasen sin control alguno, como un barco en mitad del mar esperando a que el viento o el movimiento del agua pueda llevarlo hasta algún lugar; eso sería simplemente ver la vida pasar, dejando nuestra voluntad y nuestro destino en manos de la nada, cerrando cualquier posibilidad de avance, y entregándonos a un movimiento sin sentido.
Tampoco se trata de esperar a que las cosas lleguen, y simplemente decir “Di’s proveerá” porque si fuese esa la óptica a analizar, la verdad es que ya lo hizo, todos tenemos talentos, cualidades, capacidades y destrezas que podemos poner al servicio de nuestros sueños; que lo querramos hacer o no, es otra cosa totalmente diferente, así que esa respuesta tan mediocre no debería ni siquiera ser considerada.
Fluir debería ser el resultado de encontrar un equilibrio entre nuestras acciones realizadas de manera consciente, asegurándonos de que damos lo mejor de nosotros a cada instante y en todas las áreas en las que nos desenvolvemos; y nuestra confianza en que al actuar bien, y dar el máximo, el resultado inevitable será el éxito en aquello que emprendamos, la confianza en que el camino se abrirá para nosotros y tendremos en el, todo aquello que necesitemos para nuestro viaje.
No es la fe ciega de aquel que espera que las cosas le caigan del cielo, sino la fe fortalecida en la confianza de quien lo da todo, actúa con determinación y compasión, con seguridad y entrega, pero sobre todo con plena consciencia de lo que hace, y las implicaciones que ello puede tener. Porque ya con eso, lo único que queda esperar, es que el tiempo permita a las cosas, situaciones o personas evolucionar, y fluir en el camino que deban recorrer.
Fluir, no es dejar que las cosas pasen, es hacer que las cosas pasen, actuando con consciencia y en consecuencia, entendiendo que todo tiene un tiempo, un propósito y un lugar, tanto lo que sucede, como aquello que no; es aceptar que no necesitamos controlarlo todo, ni entenderlo todo, pero si, que deberíamos darnos la oportunidad, de aprender de todo y de todos.
Zalman Ben-Chaim
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