CREER EN MENTIRAS


En medio de una ola constante de información, abundan las opiniones que se convierten con gran rapidez en creencias casi absolutas y posturas demasiado fuertes ante diferentes situaciones de la cotidianidad, llevando a la gente a profundizar sus diferencias, unirse desde los odios, prejuicios y problemas en vez de tratar de buscar puntos de encuentro, de crecimiento y construcción.
Una parte importante de esa ola de información viene de internet, que está construido desde redes de algoritmos, finas redes de datos que se procesan con base en el comportamiento y preferencias de cada usuario, de forma que si buscas, lees o compartes información sobre cierto tema, cada vez te aparecerá más información relacionada con dicho tema, de manera que tus ideas se lleguen a sesgar y direccionar de manera eficiente hacia un punto focal.
Pero aún cuando hoy en día podamos analizarlo con el detalle de las redes y las mediciones de internet, ese tipo de condicionamiento ya existía desde mucho antes, con las editoriales de los medios tradicionales, o con la publicidad por ejemplo. Y aunque creo que a estos les cabe una gran parte de responsabilidad en esa polarización que parece ser cada vez más aguda, no se puede dejar la responsabilidad solo en lo externo, gran parte del problema somos nosotros mismos, y la falta de criterio con la que decidimos aceptar ciegamente esos ríos de información a los que tenemos acceso, vivimos en un mundo en donde hemos decidido creer en mentiras.
Hace tiempo, el senador Daniel P. Moynihan de Estados Unidos dijo en uno de sus debates algo como:”puedes tener tu propia opinión, pero no tus propios hechos”, y es que precisamente por el afán de opinar, o tal vez por tratar de sentirse parte de un grupo, muchos han dejado de tratar de mirar un poquito más allá, de cuestionarse, de buscar ver los hechos, y solo se han quedado parcializados ante la opinión que decidieron creer, porque muchas veces es más fácil creer en una mentira, que tratar de pensar para entender una realidad.
Necesitamos ir un paso más allá, analizar antes de opinar, preguntar antes de suponer, tratar de entender antes de odiar, pero sobre todo, no entregar el criterio a los demás para simplemente creer lo que ellos creen, ya sean amigos, lideres políticos o peor aún religiosos, porque esos idéales que buscan despojar de criterio a los individuos disfrazandolo como lealtad o disciplina, no son otra cosa que espejismos que buscan dividir personas y multiplicar odios.
Viene bien ejercitar el criterio, el buen juicio y buscar ver las dos caras de la moneda, para dejar de creer en mentiras y empezar a construir nuestra propia verdad.
Zalman Ben-Chaim
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