LA VIDA SIGUE


Bien dicen que nunca sabemos lo fuertes que podemos llegar a ser, hasta que ser fuertes es nuestra única alternativa, y es en esos momentos límite, cuando creemos que la vida no tiene sentido, que todo se vino encima y que no tenemos fuerza para continuar, que podemos lograr un instante de total y absoluta claridad mental para entender que siempre, siempre, la vida sigue.
Y entenderlo, es liberarnos de una condena que llevamos a cuestas pensando que todo es definitivo, trascendental y que recae siempre sobre nuestros hombros, como si el universo mismo girase al rededor nuestro; cuando en realidad muchas veces esas cargas, angustia y dolor, solo se mantienen en nuestra mente porque hemos decidido que allí se mantengan.
Nada tiene la capacidad de destruirnos a no ser que seamos nosotros quienes nos demos por vencidos y permitamos que la situación nos supere; nada tiene la capacidad de acabar con todo lo bueno que somos, ya que si nos tomamos un instante para apreciar eso que somos, entenderemos que existen más razones para continuar adelante que para bajar la guardia y dejarnos derrotar por aquello que nos duela.
Cuando apreciamos todo lo que somos, vemos también todo aquello que podemos ser, y si bien eso no borrará el dolor, ni tampoco evitará que más adelante podamos ser lastimados, o caer en una situación que nos afecte, por lo menos nos permitiría darle un mejor manejo, nos permitiríamos descubrir que tan fuertes somos y/o podremos llegar a ser, y lo mejor de todo, nos permitirá apreciar de una manera mucho más clara e intensa, los buenos momentos de la vida.
Porque el poder tener espejos, o mejor, contrastes, le da un significado más profundo a las lecciones que aprendemos y también nos permite apreciar con mayor intensidad lo que tenemos. Cuando hemos vivido momentos difíciles, las alegrías al llegar son más intensas, porque siempre necesitamos pasar por un poco de oscuridad para apreciar la luz, siempre viene la fría y oscura noche antes del radiante y cálido amanecer.
Y tras cada noche, tras cada amanecer, sin importar nada más la vida sigue, y como la vida deberíamos nosotros seguir, sin estar pensando en lo que hubiera sido o lo que será, sino seguir adelante con la vida y nada más. Entendiendo que puede haber días buenos y días mejores que otros, pero que somos nosotros los que les etiquetamos y por ende, somos quienes decidimos, al fin de cuentas, que tan bueno o no llegará a ser este día.
Vivamos con total intensidad cada instante que tengamos con nosotros, convirtiéndolo en algo verdaderamente nuestro, porque cuando llegue ese momento en donde realmente la vida no siga más, aunque no nos demos cuenta o estemos para verlo, podremos estar seguros que habremos dejado huella en las demás vidas que después de nosotros sigan.
Zalman Ben-Chaim
2 comentarios sobre “LA VIDA SIGUE” Deja un comentario ›